implicapsicologia.com

La relación ha terminado, ¿Y ahora qué?

Cuando una relación de pareja finaliza, las personas que formaban parte de la misma tienen que adaptarse al cambio que supone la pérdida de la otra persona, tanto si han decidido acabar la relación, como si lo ha hecho el/la otro/a, atravesando un proceso de duelo. Este proceso resulta adaptativo, ya que permite procesar la despedida de la relación y recuperarnos tras la misma.

Existen diferentes emociones que suelen resultar frecuentes a lo largo del proceso, como la tristeza (p.ej., apatía, incapacidad para disfrutar…), la culpa (p.ej., “si hubiera hecho esto, no me hubiera dejado”, “no debería haber terminado la relación con él/ella”), la rabia (p.ej., “cómo ha podido hacerme esto, no me lo merezco”), el miedo (p.ej., “no voy a ser capaz de superarlo y vivir sin él/ella”) o los celos, entre otras. Estas emociones, a pesar de ser desagradables, resultan útiles, ya que nos permiten comprender lo sucedido y adaptarnos a la nueva situación.

¿Por qué cada persona vive la ruptura de una manera?

Existen diferentes factores que pueden mediar la experiencia de ruptura, facilitando o dificultando adaptarnos tras la pérdida. Entre ellas, destacan:

  • Las experiencias de ruptura previas.
  • El tipo de relación establecida con la otra persona (p.ej., duración, convivencia, hijos/as…).
  • El modo en que ha finalizado la relación (p.ej., mutuo acuerdo, infidelidad…).
  • Creencias del amor romántico (p.ej., “necesito a la otra persona para sentirme completo/a o ser feliz”)
  • Creencias religiosas (p.ej., entender el divorcio como inadecuado, no considerar pertinente iniciar una nueva relación tras la ruptura).
  • Las habilidades sociales de la persona.
  • La presencia de apoyo social.

¿Qué podemos hacer cuando nuestra relación de pareja ha terminado?

  • Entender cómo nos sentimos. Comprender que las emociones que experimentamos a pesar de ser desagradables resultan funcionales, es decir, nos ayudan a superar la pérdida, facilita que nos permitamos experimentarlas, así como recordar a nuestra expareja.
  • Buscar apoyo social. Expresar nuestras emociones, compartiendo con nuestro entorno cómo nos sentimos, ayuda a gestionar nuestros sentimientos y encontrar cariño por parte de nuestros seres queridos.
  • Limitar o eliminar el contacto con la otra persona. Reducir o dejar de mantener contacto con nuestra expareja (p.ej. estableciendo límites en la comunicación, dejando de seguirle en redes sociales…) facilita procesar lo ocurrido.
  • No exponernos continuamente a sus recuerdos. Si bien recordar a nuestra expareja resulta natural, pensar de forma recurrente en él/ella puede dificultar el proceso de duelo. En ese sentido, retirar al inicio de la ruptura los objetos que nos recuerden a nuestra expareja (p.ej., fotos o sus propias pertenencias) puede resultar útil; si bien es pertinente retomar de manera progresiva la exposición a estímulos relacionados con él/ella.
  • No buscar explicaciones. Sobreanalizar lo ocurrido, tratando de entender el motivo de la ruptura, nos aporta sensación de control. No obstante, no siempre es posible obtener respuestas y las interpretaciones que hacemos al respecto pueden no ser del todo ajustadas, interfiriendo nuestro proceso de duelo.
  • Incorporar actividades en nuestra rutina que sean relevantes/agradables para nosotros/as. Realizar actividades no vinculadas al área de pareja que nos resulten agradables y/o cuiden el resto de pilares de nuestra vida (p.ej., amigos/as, familia, aficiones…) facilita sentirnos bien con nosotros/as mismos/a, construir nuevos apoyos o cuidar los ya presentes.
  • Aprender a valorarnos a nosotros/as mismos/as. Focalizarnos en nuestros puntos fuertes, con independencia de la relación de pareja, nos ayuda a fortalecer nuestra autoestima.

¿Y si, a pesar de ello, no es suficiente?

Cuando las emociones experimentadas ocurren con una elevada frecuencia, intensidad o duración, interfiriendo en nuestro día a día e impidiendo que establezcamos nuevas relaciones de pareja satisfactorias y saludables, el duelo puede estar siendo desadaptativo. En esos casos, pedir ayuda profesional es una buena alternativa.

Referencias

Ortega, M. y Santacruz, D. (2019). Rupturas. En M. Ortega y D. Santacruz (Ed.), La consulta sexológica (pp. 215-225). Madrid, España: Editorial Síntesis.

Foto Andrea

Por Andrea Collado

Experta en intervención en adultos y en población infantil y juvenil

Recibe nuestras actualizaciones del blog

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Abrir chat
1
¿Necesitas ayuda?
Hola, soy Tauana:
¿Tienes alguna duda o quieres pedir cita? ¡Escríbenos!