¿Vivimos en una cultura derrotista?
Para poder debatir sobre si vivimos en una cultura derrotista, primero tenemos que analizar qué comportamientos componen “esa actitud derrotista” y por qué se dan.
Para ello, lo primero que tenemos que saber es que nuestra conducta es aprendida, ya sea un comportamiento motor, es decir, lo que hacemos, como lo que pensamos y sentimos. A esto hay que incluir por tanto la forma en la que vemos el mundo, lo percibimos e interaccionamos con él.
Nuestra historia de vida, de aprendizaje nos hace ser quienes somos ahora: una persona que ha tenido que enfrentarse desde joven a diferentes cambios y dificultades, probablemente sepa enfrentarse mejor a estos cambios que alguien que nunca ha tenido que hacerlo.
Sin embargo, esto tampoco garantiza el éxito en cómo se enfrentará a las cosas en el futuro: puede haber gente que esté cansada de enfrentarse a barreras y que lo vea como una eterna lucha por tanto, ya llega cansado a esta última; mientras que otra persona que también lleva viviendo con muchas luchas cree que “lo que no te mata te hace más fuerte”….
¿Entonces dónde está la diferencia?
¿Qué explica que haya personas que les cueste enfrentarse a nuevos retos y les cueste cambiar?La diferencia está en la forma en que lo percibimos, nos lo decimos y nos explicamos la situación, es decir, en nuestras verbalizaciones: tanto las que nos decimos a nosotros mismos (los pensamientos), como las que decimos a los demás., ambas muy conectadas.
Si empezamos analizando las verbalizaciones encubiertas, es decir, los pensamientos, podemos ver cómo los pensamientos o las anticipaciones negativas de una situación, tienen una
– Función de “autoprotección”: “si me anticipo a lo peor, lo que pase no me pillará desprevenido, no me llevaré el batacazo”; sin embargo, estos pensamientos acaban haciendo lo justo lo contrario, ya que tampoco ayudan a la persona a cambiar, sino en centrarse solo en lo negativo y a paralizarse muchas veces.Por otro lado, están las verbalizaciones que decimos a los demás: la queja tiene una
– Función social muy grande: quejarme, decir lo mal que están las cosas y echar la culpa fuera, suele estar reforzado socialmente, haciendo que nuestra creencia de que esto es la realidad aumente.
– Además de esto, la queja tiene una función de evitar actuar: mientras me quejo, me justifico, no actúo, no paso a la acción y no veo cómo arreglar estas cosas. El miedo al cambio es un gran motivo para quejarnos, y ese miedo a veces viene por nuestra creencia de que “el cambio no es justo” o “la estabilidad nos pertenece”: pero las cosas cambian, el contexto cambia continuamente y depende de nosotros decidir si cambiar con él o agarrarnos a algo que ya no está ahí.Obviamente no es fácil, y tenemos derecho a tener miedo, a intentar escapar o a tardar en actuar, no somos robots ni seres perfectos… tenemos que ser conscientes de que cuesta, pero eso no significa que sea imposible: podemos comenzar fijándonos en nuestras verbalizaciones y viendo si no están ayudando o no a avanzar.
«Mini-podcast» realizado en colaboración con Ricardo Miranda, para su Podcast «Cultura derrotista. ¡¡Nooo!!
Si quieres escuchar el Podcast completo, haz link aquí: Podcast completo
Conoce a Ricardo Miranda (@popinteractivo) , creador de la academia de YouTube, especialista en innovación, periodismo, marketing digital, locución, producción y realización de vídeos.

Por Tauana Matias
Psicóloga sanitaria tanto de población adulta como infanto-juvenil, especialista en análisis y modificación de conducta y experta en autismo y discapacidad.