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¿Por qué "ESTALLAMOS" cuando nos enfadamos?

En nuestro día a día, podemos encontrar diferentes situaciones que nos enfadan. Por ejemplo, cuando nuestro/a jefe/a nos dice de manera irrespetuosa que nuestro trabajo está mal hecho y pide rehacerlo para el próximo día, cuando nuestro/a compañero/a de piso no ha cumplido las tareas de la casa que le correspondían según el reparto acordado o cuando nuestra pareja olvida nuestro aniversario. En esas ocasiones, podemos “encendernos” y reaccionar de una manera agresiva (p.ej., reprochando, gritando, insultando, golpeando lo que tenemos a nuestro alrededor, incluso agrediendo físicamente a la otra persona). ¿Por a veces nos resulta complicado regular la ira?

¿Qué es la ira?

La ira es una emoción que nos ayuda a identificar cuándo una situación o conducta nos parece inadecuada o nos sentimos amenazados por la misma. Como el resto de las emociones resulta útil, ya que nos facilita una información relevante para el manejo de la situación.

Cuando nos enfadamos, nuestro nivel de activación fisiológica aumenta, ya que nuestro cuerpo produce energía que nos permite defendernos de una manera eficaz ante situaciones de peligro. En situaciones en las que el peligro es real, reaccionar de una manera agresiva puede resultar adaptativo. No obstante, en aquellas en las que el peligro no es objetivo (p.ej., que mi compañero/a de piso no haya fregado los platos) puede no serlo, teniendo una serie de consecuencias negativas para nosotros/as mismos/as o nuestro entorno (p.ej., discusiones, mal ambiente en casa, problemas de comunicación, etc.).

¿Por qué reacciono de manera agresiva si me trae problemas?

En primer lugar, cabe destacar que experimentar ira no implica en sí mismo reaccionar de manera agresiva.

La ira o enfado se trata de una emoción que aparece de manera automática ante determinadas situaciones o la interpretación que hacemos de las mismas. Por ejemplo, que la persona con la que he quedado no se presente a nuestra primera cita me enfadará en mayor medida si pienso “es un/a impresentable, no tiene vergüenza” que si considero que “ha podido surgirle un imprevisto”, aunque pueda sentirme molesto/a en ambas situaciones.

Por su parte, la conducta agresiva se trata de un comportamiento discriminado por situaciones en las que experimentamos enfado, pero se encuentra bajo nuestro control. En esos momentos, reaccionar de manera impulsiva supone un alivio, ya que “descargamos” la tensión o el malestar experimentado, lo que probabiliza que en situaciones similares volvamos comportarnos de esta manera, a pesar de tener una serie de consecuencias negativas.

La manera en que percibimos ciertas situaciones como amenazantes y la forma en que reaccionamos a las mismas están influidas por el contexto sociocultural de cada persona y su historia de aprendizaje, es decir, sus experiencias vitales.

¿Qué puedo hacer para no enfadarme?

Experimentar enfado no resulta un problema en sí mismo ya que, aunque resulte desagradable, nos informa de que no estamos de acuerdo con una determinada situación o actuación. Por ello, pretender no enfadarnos no resulta útil ni realista, ya que nos ayuda a saber qué no queremos y, además, no podemos controlarlo de manera directa.

Así, el objetivo no será no experimentar ira, si no aprender a regular su intensidad (p.ej., tratando de interpretar la situación de una manera más ajustada y reduciendo nuestro nivel de activación fisiológica) y buscar alternativas a la conducta agresiva que nos permitan manejar la situación de una manera más efectiva (p.ej., retirarnos temporalmente para evitar el aumento del conflicto, comunicarnos de manera asertiva con la otra persona para expresar nuestro desacuerdo o pedir cambios y resolver los problemas presentes).

Si el manejo de la ira te resulta complicado y se trata de un problema en tu día a día, la terapia psicológica puede ayudarte a identificar los factores que influyen en la misma y facilitarte herramientas para gestionarla.

Foto Andrea

Por Andrea Collado

Experta en intervención en adultos y en población infantil y juvenil

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